THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

jueves, 23 de noviembre de 2017

Planchadores de almas



TRESH.- ¿Quién es usted?
RUSKIA.- Plancho almas.
TRESH.- ¿A qué ha venido?
RUSKIA.- A plancharle el alma. La tiene arrugada.
TRESH.- ¿Y eso cómo se hace?
RUSKIA.- Primero con mucho cuidado y tacto. Le diré que incluso con cariño. Hasta el momento del vapor. Eso hay que hacerlo todo muy rápido y ágil para que duela lo menos posible. Si se hace bien, y esto es un arte, puede ser cosa de un espacio de tiempo humano minúsculo. Apenas más perceptible que el pinchazo de una aguja. Lo importante es saber o no saber en absoluto. Hacerlo inconscientemente funciona. Conozco a unos cuantos planchadores de almas inconscientes que son delicados y precisos. El problema de la inconsciencia es el de siempre. Te llega una lista o un listo y te pone trampas que eres incapaz de ver y te haces daño y haces daño al listo. Una vez un listo que intentaba evitar que le plancháramos el alma escondió su identidad verdadera en otro cuerpo y al no corresponderse, el cuerpo huesped sufrió daños irreparables; pero no solo eso, al retornar el alma a su cuerpo natural fue imposible realizar el proceso habitual y el sufrimiento del listo dio como resultado una discapacidad permanente. Lo mejor es dejarse hacer sin ofrecer resistencia. Se lo digo después de más de diez años planchando todo tipo de almas.
TRESH.- ¿Diez años planchando almas? Eso no es mucho teniendo en cuenta la complejidad de la que habla.
RUSKIA.- Diez años nuestros, no suyos. El tiempo es un concepto en el que mejor no entramos, si le parece. Para plancharle el alma debo cuadrar círculos y doblegar paralelas estelares en el plano universal de los destinos. Disculpe que esto no se lo pueda explicar.
TRESH.- ¿Qué riesgos implica saber?
RUSKIA.- Sí, claro, saber implica otros riesgos. Riesgos como la pérdida total del alma si no se sigue el protocolo del planchador. La confianza debe darse por completo. Una duda hace peligrar el proceso. Le pongo un ejemplo. Si le digo en un momento dado, expire, expire, no inspire. Son los detalles más ínfimos los que pueden desestabilizar el proceso de manera irreversible.
TRESH.- Pero quizás un buen planchador pueda reconducir...
RUSKIA.- Un buen planchador de almas puede domar un proceso que se tuerza pero todo tiene un límite pues se trata de un proceso que en el otro lado tiene una precisión sin márgenes, ¿entiende?
TRESH.- No sé si lo entiendo.
RUSKIA.- Claro, es que lo mejor no es entender, lo mejor es confiar.
TRESH.- ¿Tengo otra opción?
RUSKIA.- En realidad no, pero tenemos indicaciones previa está incluída. Normalmente facilita el camino.
TRESH.- Habla del otro lado...
RUSKIA.- El otro lado solo es un forma de hablar pues el otro lado también es éste. Somos aquí y allá. Pero allá se producen cambios que aquí son apenas imperceptibles si al planchar el alma todo va bien. Allí se generan las construcciones pertinentes para que la red quede imbricada de manera estable. Disculpe la falta de concreción pero aquí no es imaginable y yo hace mucho tiempo que tengo una parte de mi memoria adaptada a esta dimensión. Imposible traducir con precisión. Solo puedo aproximarme.
TRESH.- Entonces lo primero es dar mi consentimiento.
RUSKIA.- Es lo ideal. De lo contrario me fuerza a que su consentimiento sea trasladado al otro lado donde ya ha sido dado ese consentimiento, piense que sino no me habría presentado en su casa. Eso lo complicaría todo. Para que se haga una idea. Deberíamos aislar el tiempo y el espacio del resto de materialidad doblando su personalidad en otro cuerpo que fuera reconocido por su vecindario, lo cual nos obligaría a intervenir todo su mundo de una manera no natural para después esperar a que usted, llegado a un punto temporal que es mejor no se imagine nunca, de al final su consentimiento.
TRESH.- ¿Me torturarían?
RUSKIA.- Jamás. Ese concepto está erradicado en nuestros mundos. Pero quizás en su mundo todavía exista, entiendo que lo pregunte.
TRESH.- Para alguien que quiera plancharse el alma con usted qué le sugiere.
RUSKIA.- Aparte de confianza, verdad la justa. Su verdad propia como individuo. Esa no vale. La verdad es algo que aquí se ha reducido a una forma de percepción que no sirve, una mirada que sostiene alguien contaminado por el entorno y por el intorno. La verdad se ha convertido en un punto de vista y eso es una desviación del concepto verdad. La verdad es otra cosa. Ahora mismo trabajamos afanosamente para devolverle el sentido a esa palabra, aquí ha sido sepultada y violentada. No me es dado profundizar en un tema tan complejo pues son las más altas esferas las que están dilucidando la mejor forma de devolverle a la verdad su acepción y sentido correctos. Esta nueva fase de llegada del ejército de planchadores y planchadoras de almas responde a parte del plan para recuperar la verdad. En el alma anida la verdad. De ahí y solo de ahí debe emerger. De ahí emergerá cuando le haya planchado el alma. ¿Alguna pregunta más?
TRESH.- ¿Después del proceso continuaré siendo yo?
RUSKIA.- Sin lugar a dudas será usted pero perfeccionado.
TRESH.- ¿Qué quiere decir?
RUSKIA.- Estará alineado con las nuevas directrices del mundo. Pero no se preocupe. Mientras le planchamos el alma a usted, compañeros y compañeras mías están planchando miles y miles de almas. De hecho, yo mismo, mientras hablo con usted he planchado ya más de trescientas mil almas. La suya por ejemplo ya está abierta.
TRESH.- ¿Tengo que firmar algo?
RUSKIA.- Nada de firmas, con su palabra es suficiente.
TRESH.- De acuerdo. (Pausa.) Una última pregunta: ¿seguro que mi contribución va a servir para mejorar la condición humana?
RUSKIA.- A todos los niveles, incluidos los que ignoran.
TRESH.- Dígame cómo necesita que me ponga.
RUSKIA.- Acérquese. Lo ha hecho muy bien. Ya le dije que si no ofrecía resistencia apenas se daría cuenta.

Santa Coloma de Gramenet. Lunes, 6 de noviembre de 2017

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