THE LESBIAN SISTERS

THE LESBIAN SISTERS
Fotos de Eugenia Gusmerini

sábado, 22 de julio de 2017

Claro




Recuerdo cuando fumaba.
Hace poco cometí una infracción y fumé. Pero no es lo mismo. No es fumaba, no es he vuelto a fumar, es fumé.
Creo que empecé a fumar por los actores y las actrices de las pelis de los años cuarenta. Cine en blanco y negro.
Me parecían más interesantes. 
Claro, quería ser interesante.
El humo, no sé por qué, entonces me parecía el tul de dioses.
Luego sabes lo que sabes y empiezas a dejarlo.
Siempre pensé que me costaría más dejar el chocolate, el de cacao, que el tabaco.
Así fue. Claro, lo sabía.
Una siempre sabe más de lo que se atreve a confesarse.
Desprende humo el libro de memorias de Patty Smith.
Al menos humo de cafetería, de bares y de calle.
Leo unas páginas de M Train. Las piedras para Genet, en la Guayaba francesa.
Entre el trinar de los pájaros y el de la nevera me sitúo en la mañana.
Sé que todo va a cambiar con un buen café. Seguro, claro.
Ahora es el café es el que me pone on time.
Patty Smith es muy tomadora de cafés. Me encanta que escriba poemas hecatombe (cien versos) en honor de Bolaño y vea series de televisión policíacas y además le hable al aparato como si tal cosa, mientras no entiende por qué no funciona bien el mando a distancia cuando tiene pilas nuevas.
Ah, las pilas, qué mundo, las pilas.
Hace tiempo que sé que quiero cantar. Hace tiempo que compongo canciones. 
Cantar es un derecho, no una virtud. A veces se confunde. Claro, a todo hay que sacarle partido y la admiración ajena contribuye al consumo y a la venta de productos.
Qué pesado todo el mundo con esto de la producción.
Ahora que estoy dando cierres a obras de hace tanto tiempo que ni siquiera sé qué calidad tienen -para que no sigan zumbando en mis adentros- me pregunto de dónde procede mi metabolizar la vida así de esta manera.
Pero de dónde dónde.
El por qué ya me da igual, creo que es una especie de supervivencia.
Tiempo atrás pensaba que me salvaba. 
Quizás no sana culito de rana.
La escritura me pone en la línea recta que es frondosa y por tanto curva.
Es tan raro escribir y que al leer salgan sonidos que entendemos y se llenan de vida. 
Tan alentador.
Vamos haciendo y deshaciendo.
Qué bueno es el silencio de la mañana.
Ahora ladra un perro como en tercer plano.
A veces he creído conocer el lenguaje de los perros.
Es una pasada.
Vaya, la sirena de una ambulancia.
Cómo se agradece un vasito de agua en ayunas antes del café.
Eso también.
Los libros y las libretas desordenadas por el sofá, en el suelo y encima de la mesa me dan tranquilidad.
Vamos a por el café, y a por la mañana.
Vamos y nos quedamos, claro.

Claro.

BSO, Claridad, de Umberto Tozzi.

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